4.1.10

Me sonrojé tanto hasta sentir fiebre, avergonzada entre el público, parecía haber encontrado mis cartas y que las leía en voz alta. Pedía a Dios que acabara por fin, pero él seguía con ello. Cantaba como si me conociera en todas mis penurias.Y luego miró justo a través mío como si yo no estuviera presente. Y continuó cantando, cantando claro y fuerte.