Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho. Quién la dá, es feliz. Y quién la recibe, la agradece. Dura sólo un instante, y su recuerdo puede perdurar toda la vida. No hay nadie tan rico, que no la necesite, ni nadie tan pobre, que no la pueda dar. Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios, y es la contraseña entre los amigos. Anima a quien está cansado, es luz para el desolado, sol para el triste, antídoto para los problemas, y la mejor cédula de identidad que tenemos para caminar por la vida. No se puede comprar, ni pedir prestada. Sirve sólo como regalo,y nadie la necesita tanto, como quien se olvidó de sonreir. Sonreí siempre, porque es el mejor regalo que podemos recibir, y lo mejor y mas auténtico,que podemos dar. Si con el apuro de contarte todo esto, se me olvidó darte una sonrisa, disculpame.
¿Tendrías la bondad de darme una de las tuyas?